RECHAZAR LA FARSA ELECTORAL: NUESTRO CAMINO ES LUCHANDO, NO VOTANDO

Nuevamente los agoreros del capitalismo, embusteros de toda laya, partidos politiqueros decadentes, y clases dominantes parasitarias, pretenden envolver a las masas populares en uno de los principales mecanismos de alienación y engaño: las elecciones. Ante lo cual emitimos el siguiente comunicado:

  1. El Movimiento Vientos del Pueblo y el Bloque Proletario hacemos un llamado a los trabajadores, y a las masas populares en general, a RECHAZAR LAS ELECCIONES BURGUESAS, a NO VOTAR o ANULAR EL VOTO el próximo domingo 20 de agosto.
  2. El Bloque Proletario y el Movimiento Vientos del Pueblo han sostenido una posición antielectorera desde su conformación, no como una postura coyuntural, sino permanente, la cual ha sido central en nuestra línea política vinculada a lograr una verdadera revolución proletaria en el país. Rechazar las elecciones implica desconocer el camino burocrático e institucional.
  3. El gobierno de Lasso se va cumpliendo su cometido: represión, privatización, entrega de los recursos a las corporaciones imperialistas, conculcación de derechos de las masas populares, corrupción, pacto con las mafias, e incremento de las ganancias de la burguesía compradora y financiera. Se va riéndose, hinchado de cinismo, agradeciendo los pactos que hizo con el reformismo para desmovilizar la respuesta popular.
  4. El sistema capitalista imperialista atraviesa la peor crisis económica y social de su historia. Las élites dominantes están implementando un proceso intensivo de fascistización orientado a frenar los levantamientos y rebeliones populares, a su vez que conculca constantemente reivindicaciones históricas de las masas en el mundo entero.
  5. La expansión de China como súper-potencia imperialista, que ha entrado en confrontación cada vez más directa con Estados Unidos, ha provocado a su vez también el desarrollo de nuevas facciones burguesas al interior de las semicolonias donde ha logrado asentarse, alineándolas también a sus intereses geopolíticos y militares.
  6. Este aspecto ha hecho que la contradicción escale al interior de la clase dominante en los países semicoloniales. Las disputas clásicas entre sectores vinculados al capital norteamericano se configuran ahora principalmente como pugna entre sectores alineados a uno u otro bando imperialista. En Ecuador, en los últimos años, esto se ha expresado en la disputa entre la burguesía compradora y financiera, tradicionalmente ligada al imperialismo norteamericano; y la burguesía burocrática, representada especialmente por el correísmo, y vinculada al imperialismo chino.
  7. Al no entrar aún en una fase de conflagración interimperialista directa, las disputas entre los sectores burgueses de varias (no de todas) semicolonias aún se resuelven “democráticamente”, es decir, a través de las elecciones.
  8. Las elecciones son la forma pacífica que tienen las diferentes facciones de la clase dominante para disputarse la administración del estado, es decir, ser gobierno. El estado es una máquina que sirve a los intereses de la clase dominante en general. Los gobiernos son solo la administración temporal de este aparato, en el cual se turnan las diferentes facciones de la burguesía, sin afectar los intereses de esa clase en conjunto, pero favoreciendo más a un sector en específico. A medida que la disputa interimperialista se desarrolle, la confrontación entre los diferentes sectores de la clase dominante se agudizará, provocando golpes de estado o escenarios cada vez más violentos, hecho que debe ser observado científicamente por las masas para no convertirse en fuerza de choque de alguna facción burguesa.
  9. Las clases dominantes pretenden envolver a las masas populares en esta disputa, utilizándolas como burros de carga que mediante el voto impulsen a uno u otro sector.
  10. Resulta fundamental trascender las lógicas impuestas por los medios de comunicación y las clases dominantes quienes tratan de posicionar como central la disputa entre correísmo y anticorreísmo, o entre neoliberalismo/derecha, y progresismo/izquierda. Esta contienda busca confundir a las masas, envolviéndolas en un asunto totalmente ajeno a sus intereses. Estas pugnas, por ahora, están circunscritas al bloque de poder, y es una disputa al interior de la clase dominante, donde en realidad los principales actores representan a la burguesía compradora/financiera y a la burguesía burocrática. Después del nefasto gobierno de Lasso, los sectores “progresistas” vociferan que ahora le toca a la “izquierda”. Ello ya ha ocurrido en Chile, Colombia y Brasil, para hablar solo de ejemplos en la región. Esos gobiernos cooptaron y desarmaron la lucha popular en las calles hundiéndola en el fango institucional y burocrático, re-oxigenando estados en crisis, conculcando derechos de las masas, entregando los recursos al imperialismo, y reprimiendo al pueblo. Mientras las masas populares no rompan con este artificio seguirán eligiendo como opción a una de las dos caras del capitalismo.
  11. La clase burguesa, en su conjunto, constantemente habla de ampliar, perfeccionar o mejorar la democracia. Aquí cabe señalar que toda democracia es una dictadura de clase. No existe democracia para todos, sino sólo para un sector de la población, para la clase que detenta el poder económico y controla el Estado. La democracia/dictadura burguesa sólo sirve a esa clase. El argumento de que la democracia burguesa mejorará las condiciones de vida de las masas populares es una completa falacia, más aún con la crisis actual del capitalismo imperialista, el proceso intensivo de fascistización que se desarrolla en el mundo entero, y la pérdida de reivindicaciones históricas de las masas populares desde hace varios años.
  12. Como siempre ocurre, el viejo estado semicolonial, desgastado, putrefacto, lleno de negociados y sangre en sus manos, pretende ser re-oxigenado con un cambio de gobierno. Esta situación se ha repetido desde hace más de un siglo. Viene un gobierno, refresca la estructura de dominación, se desgasta, y es reemplazado por otro. Promesas que nunca se cumplen van y vienen. Conservadores, liberales, socialcristianos, socialdemócratas, demócrata cristianos, militares, correístas, “traidores”, banqueros, se han turnado en la administración de un aparato caduco, que no sirve a los intereses de las masas populares.
  13. Las elecciones cumplen varios cometidos fundamentales: alienan a las masas generando una ilusoria idea de participación que legitima el orden existente; confinan y controlan la actividad política de las masas canalizando la lucha a instancias inofensivas para la estructura de poder; sirven para que la gente dé una aprobación que se vuelve rutinaria a los candidatos que han sido escogidos por cada fracción burguesa; y re-oxigenan estados en crisis. Se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante dándoles una fachada de un mandato popular. Quien sea que triunfe las masas siempre perderán, puesto que sus reivindicaciones inmediatas y estratégicas no podrán ser resueltas por el mandatario de turno.
  14. Estas elecciones se hallan a su vez mediadas por la crisis de inseguridad que vive el país. La expansión de los negocios ilícitos, y en especial del narcotráfico, pretenden ser posicionados como factores externos a la clase dominante, cuando en realidad se hallan vinculados a las dinámicas de acumulación y enriquecimiento de los grandes grupos económicos de poder y cuentan con la complicidad e integración de los altos funcionarios del estado, incluyendo a la cúpula de las fuerzas represivas y el poder judicial. La intelectualidad pequeño burguesa habla de un “narco-estado”, tratando de señalar la “infiltración” del narcotráfico como el problema real del estado. Ello pretende hacer apología del carácter de clase del estado y de su función de garante de la explotación y opresión de las masas populares. La espiral de violencia desatada en el país no terminará ni con el equipamiento y dotación de la policía y el ejército y tampoco con políticas asistencialistas de estado. Este es un fenómeno internacional impulsado por el mismo sistema capitalista imperialista. El discurso de seguridad servirá para ahondar la política represiva del estado para contener y criminalizar la lucha social, fomentando incluso el desarrollo de variantes paramilitares.
  15. Después del 20 de agosto nada de fondo cambiará. Las promesas demagógicas, las ridiculeces expuestas por los representantes de los partidos politiqueros son una farsa total. Prometen cambiar el país en un año y medio, algo que su clase no ha podido hacer desde que controlan el estado, es decir hace cerca de doscientos años. Todos los candidatos se presentan como “nuevos”, cuando ellos o sus partidos han estado anteriormente en cargos estatales, pero lo más importante no es eso, sino que su clase es la que ha dirigido la vida económica y política del país con nefastas consecuencias para las masas. Los correístas en cambio hablan de volver al “país de antes”, pero en los más de diez años que fueron gobierno se encargaron de entregar el país al imperialismo chino, enriquecerse utilizando el estado como palanca de acumulación, criminalizar la lucha social, corporativizar las organizaciones, reprimir, re-primarizar la economía con la megaminería, etc.
  16. No podemos olvidarnos tampoco de quienes, auto-titulándose revolucionarios, andan en caravanas pidiendo apoyo a sus asambleístas, y que se han encargado de pactar con los gobiernos de turno desarmando las protestas populares de octubre del 2019 y junio del 2022. Hoy no presentaron candidato presidencial, pero no porque rechacen las elecciones, sino porque los cálculos no les daban. Seguramente en el 2025 lo harán.
  17. Una verdadera transformación no depende de que “haya un buen candidato”. Ese no es el problema de fondo. La estructura del estado está blindada para servir a la clase dominante. La lucha de las masas no pasa por “incluirse” en el viejo estado, o “presionar desde adentro”, esos son clichés reformistas que sólo sirven para echar agua en el fuego de la lucha popular, convirtiéndose en bomberos a sueldo de las clases dominantes. Ya lo han demostrado durante décadas los partidos reformistas que han sido parte de gobiernos, han puesto alcaldes o prefectos, o han tenido representantes en la Asamblea y no han conseguido absolutamente nada para las masas, y sólo han usado esa participación como una catapulta para hacer vida económica de la politiquería. Sus alaridos de “acumulación de fuerzas” sólo han sido justificaciones vanas e hipócritas. Así como el argumento de “combinar todas las formas de lucha”, sin comprender que éstas varían históricamente y el camino parlamentario e institucional ha caducado totalmente. Los partidos de “izquierda”, las organizaciones reformistas y revisionistas, se hallan absolutamente integradas a la dictadura burguesa, y cuando surja un verdadero proceso revolucionario en el país serán los principales defensores de la dictadura burguesa y el capitalismo.
  18. En cuanto a la consulta popular hemos visto que el NO es apoyado básicamente por amplios sectores burgueses, que generalmente están de acuerdo con el saqueo imperialista y la devastación de la naturaleza, pero también sectores de la burocracia dorada que bajo un discurso pseudo-nacionalista y positivista pretenden defender la actividad petrolera cuando ésta no le ha aportado (y no puede hacerlo dentro del capitalismo) verdaderos beneficios a las masas. Por otro lado, tenemos la vertiente ONGeísta, que ha logrado nuclear algunos sectores de la pequeña burguesía, y que desde una postura ingenua, romántica y utópica, donde coluden también intereses oportunistas, sostienen que habrá un cambio real con el triunfo del SÍ, pasando por alto lo que implica el saqueo de los recursos naturales en el sistema capitalista imperialista y el papel de una semicolonia como Ecuador, y ahogando en la institucionalidad una respuesta que sólo puede ser encaminada de otra manera. Gane el sí o el no, el papel primario exportador del país, el saqueo de los recursos, la destrucción de los ecosistemas y la pobreza de las masas no cambiará.
  19. El único camino que tienen las masas populares es gestar organizaciones que, desde la independencia de clase, logren posicionar referentes de lucha que las encaminen para lograr una verdadera revolución. La principal tarea para romper el tutelaje de la clase dominante pasa por rechazar y combatir el viejo estado y la dictadura burguesa. No basta sólo con oponerse a las elecciones, aunque ello sea un aspecto muy importante, sino desconocer el camino burocrático e institucional que no representa ninguna garantía ni logro para las masas, más aun en el contexto actual de fascistización y conculcación de reivindicaciones que se expande en el mundo entero. Se vienen grandes días de lucha, y habrá que estar a tono ante esas circunstancias.

¡NUESTRO CAMINO ES LUCHANDO, NO VOTANDO!

¡LA REBELIÓN SE JUSTIFICA!

¡POR EL DESARROLLO DE UNA NUEVA CORRIENTE REVOLUCIONARIA EN EL PAÍS!

MOVIMIENTO VIENTOS DEL PUEBLO

BLOQUE PROLETARIO

 

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