RECHAZAMOS LA FARSA ELECTORAL

¡Nuestro camino es luchando, no votando!
 
El Movimiento Vientos del Pueblo hace un llamado a los trabajadores, y a las masas populares en general, a desconocer las elecciones seccionales y la consulta popular que se desarrollarán el próximo domingo 5 de febrero. Nuestro rechazo a esta farsa no responde sólo a la coyuntura, o a que “no existe esta vez un candidato del pueblo”, es una posición que sostenemos desde los orígenes de nuestra organización, pues consideramos que los procesos electorales llevados a cabo por la burguesía lo que hacen es despolitizar, alienar y desorganizar a los sectores populares, generando una ilusoria idea de participación que no sirve en lo absoluto para sus intereses. Es decir, no son una “forma de lucha”, como los podridos partidos reformistas sostienen para justificar su devoción por la democracia burguesa y que sus dirigentes continúen haciendo vida económica de la vieja politiquería. Las elecciones son simplemente procesos organizados para que las facciones de la clase dominante se repartan el control y administración del Estado, así sucede con el gobierno central, pero también con los gobiernos locales.
 
No es la primera vez que observamos propuestas absurdas de candidatos y partidos de “izquierda o derecha”, enunciadas desde un populismo ridículo y demagógico, ofreciendo solucionar cosas que no están en capacidad, y tampoco es su intención hacerlo. Esto ya han hecho rastreros vividores como Salvador Quishpe o Carlos (Yaku) Pérez quienes señalaban que, desde prefecturas y alcaldías, iban a detener la mega minería, cuando sabían que ello no era más que un burdo engaño, un anzuelo engañabobos que sólo sirvió en la práctica para torpedear la resistencia contra las corporaciones transnacionales, y llevarla al matadero electoral burgués. Así también actuaron esta caterva de oportunistas en Octubre del 2019 ahogando la lucha popular en las mesas de diálogo con Moreno, cuando ésta alcanzaba su más alto nivel. Y lo volvieron hacer en Junio del 2022 cuando el cálculo politiquero estaba en su agenda desde el inicio. Así han hecho los partidos politiqueros durante décadas, sin remediar ningún problema de las masas populares. La pobreza, la inseguridad, el desempleo, o frenar el saqueo de nuestros recursos, no depende de la decisión ni siquiera sólo del presidente, peor de los “gobernantes o representantes locales”, ello depende de la condición semicolonial del país y de los designios en última instancia del imperialismo, para el que las élites burguesas son simples intermediarios y sus representantes.
 
Los gobiernos seccionales son botines muy apetecidos por las élites locales, pues permiten el acceso a contratos públicos por los que cobran comisión o los licitan a sus propias empresas o las de sus socios; ubican en puestos a familiares y amigos; cobran diezmos o comisiones por proyecto o contrato; todo esto aparte de la remuneración que reciben. Es decir, no es una labor en la que se pretende “servir al pueblo”, sino enriquecerse en base a la corrupción, algo que es inherente a toda institución estatal burguesa. Pero además de ser un botín económico, es también un botín político, pues mediante la administración local se negocia con los gobiernos de turno, se hacen lazos o acuerdos con otros sectores, y se perfilan candidaturas, como harán correístas, pachakutics, socialcristianos, quienes usarán los gobiernos locales clientelarmente pensando en las presidenciales del 2025.
Los sectores que se disputan las alcaldías y prefecturas de las principales provincias y ciudades son generalmente las facciones de la gran burguesía burocrática y compradora (la burguesía guayaquileña y quiteña principalmente representada por sus partidos políticos), quienes también se turnan en la administración del gobierno central. A veces participan ellos mismos como candidatos (Rodrigo Paz, Sixto Durán Ballén, León Febres Cordero, Abdalá Bucaram) y en otras ubican a sus títeres (Mauricio Rodas, Augusto Barrera, Paco Moncayo). En las otras zonas del país son los grupos locales más prominentes quienes tienen el control de la administración seccional, muchos de estos sectores es difícil que lleguen a gobernar el país, pero son caciques locales en sus zonas, así como hay de terno y corbata, los hay también con poncho dorado; en ese sentido las alianzas de todo tipo no sorprenden y no es de admirarse que las dirigencias indígenas esten apoyando a un empresario burgués como Yunda. Las diferentes facciones de la burguesía tienen una pugna permanente entre sí por quien administra el gobierno central y los gobiernos locales para otorgar más beneficios a su sector, sin contravenir el interés general de toda la burguesía. En ese juego gane quien gane el pueblo perderá.
 
Pero aparte de quienes ganan o tienen la oportunidad de hacerlo, ¿Por qué participan quienes saben de inicio que no van a triunfar? Las elecciones son un negocio para quienes participan en ellas. Sólo para este circo el Estado destinó más de cien millones de dólares, gran parte de ello se reparten entre partidos y candidatos, inflan cifras y el resto va a sus bolsillos. Además, partidos políticos como Sociedad Patriótica, PSC, ID, SUMA, CREO, Pachakutik y Revolución Ciudadana, tienen acceso al Fondo Partidario Permanente del CNE, garantizan por este rubro cerca de más de medio millón de dólares.
 
Los grupos burgueses que son elegidos dirigen estos viejos aparatos en función de sus intereses económicos sin cumplir ninguna necesidad de los sectores populares. Así ocurre en los barrios y comunas donde no resuelven ninguna problemática, máximo pavimentan alguna calle o iluminan algún parque (sacando también tajada de ello), pero no inciden en la dinámica real. Los comerciantes autónomos son perseguidos, garroteados y despojados de su mercadería por trabajar en las calles de un país donde no tienen oportunidad de obtener un empleo formal. La educación es cada vez más precaria. Se festinan los recursos del país. No existen alternativas reales y viables para la población. Se llenan de discursos sobre seguridad pero las mafias se expanden cada vez más, contando con aliados a los mismos politiqueros burgueses. Engañan a campesinos pobres mientras sirven a caciques locales y ponchos dorados que se enriquecen a través de los gobiernos locales. Las instituciones estatales son organismos inútiles y estériles que solo ahondan los problemas. El Estado es un instrumento de dominación de clase, mientras no comprendan esa cuestión las masas se verán engañadas por farsantes de toda laya.
 
Estas elecciones se desenvuelven en medio de un desgaste profundo del gobierno del banquero Lasso, quien impulsa una consulta popular tan sólo para distraer al pueblo y tratar de fortalecer su imagen en la opinión pública. Las consultas populares han sido utilizadas históricamente como mecanismos de legitimación política de los gobiernos de turno para mejorar su aceptación, introduciendo temas supuestamente de interés general pero que no cambian nada de fondo. Lo hicieron en los últimos períodos Correa, Lasso y Moreno. Generalmente no se hacen preguntas relevantes que modifiquen algún aspecto sustancial para la vida del pueblo. Pretenden dar una fachada de participación que termina siendo totalmente irrelevante en la práctica. Al final las consultas se convierten en herramientas de disputa política entre el gobierno de turno y sus opositores. El gobierno impulsando el SI para curar su profundo desgaste, la oposición promocionando el NO para golpear al gobierno y tratar de encaramarse en la administración central del viejo estado en las próximas elecciones presidenciales. Tratan de trasladar el escenario de la lucha de clases a una instancia inútil e inofensiva para las estructuras de poder. No es más que un botín político en el que el gobierno busca mejorar su imagen y controlar ciertos sectores para blindarse políticamente y tapar su corrupción. Por eso nosotros no caemos en este juego estéril, no auspiciamos ni el sí, ni el no, rechazamos directamente la farsa electoral y los intereses politiqueros y oportunistas que están en disputa.
 
Nosotros le oponemos a todo este circo la organización y lucha de las masas trabajadoras y populares. Son dignos ejemplos de resaltar los procesos que lleva adelante la Asociación de Trabajadores Autónomos Organizados –ASOTRAB- quienes han defendido el libre derecho al trabajo de miles de vendedores ambulantes y semiproletarios ante la represión de las alcaldías y los gobiernos de turno. También organizaciones como la Población Organizada de Barrios en Lucha –POBLA- que ha generado una serie de alternativas para los moradores de los barrios populares impartiendo talleres, realizando actividades que elevan la conciencia política, luchando contra el alto costo de la vida, el alza de pasajes o la falta de oportunidades para vivir dignamente. Por eso la única forma de transformar algo realmente es a través de una revolución, orientada a bajar del pedestal a los grandes grupos burgueses que manejan nuestro país, expulsando al imperialismo y desarrollando la nueva sociedad: el socialismo. Para ello son parte vital las organizaciones populares construidas bajo una línea proletaria, con independencia de clase, que se desmarquen del tutelaje burgués y desechen la vía institucional.
 
Hacemos un llamado a los sectores populares a No Votar o a anular el voto como un rechazo rotundo a la farsa que representan las elecciones burguesas.
¡Nuestro camino es luchando, no votando!
 
Movimiento Vientos del Pueblo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *